06 junio 2006

El desayuno.


Un dia laborable cualquiera. Llamo a una institución pública a las 9.30 de la mañana. Pregunto por fulano: no está, está desayunando, responde con tono plano, mi interlocutora. Media hora después, fulano sigue desayunando. A las 10.30 llamo a otro organismo público preguntando por zutano. Misma respuesta. Está desayunando. Caramba. Otra llamada, en este caso privada, al banco. Son las 11.15 de la mañana. ¿Donde está mengano?. Desayunando. Busco a un compañero a las 11.30 de la mañana para tratar un asunto, "ha bajado, a desayunar", responden en recepción. Cabreado, decido esperar a mediodía para intentar gestionar algo de lo previsto para el dia. Nueva ronda de llamadas. Ahora, se alterna de nuevo el café - yá no es desayuno - con el cigarillo. "Ha salido un momento, pero volverá enseguida". Siguen desayunando. ¡ Por Dios Santo!. Es la una de la tarde y no puedo seguir intentándolo. Lo dejaré para mañana porque, por la tarde, no trabajan, la mayoria de ellos. Que bien.

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