El efecto Zoido.

La designación de Juan Ignacio Zoido como candidato a la alcaldía de Sevilla no ha sentado tan bien como dicen en el Partido Socialista. Tras muchas conversaciones telefónicas mantenidas estos dias con unos y otros, he llegado a la siguiente conclusión: la alegría de Monteseirín por tal designación duró una hora. El tiempo suficiente como para madurar que Zoido no es un candidato tan endeble como se ha querido dar a conocer por el simple hecho de ser poco conocido. De la euforia inicial se ha pasado a una preocupación evidente que vá a desembocar en una crisis de gobierno en la que el "efecto Zoido" tiene un papel determinante. La euforia de los socialistas ha sido alimentada también por algunas informaciones y articulos de prensa que han criticado, con razón, el tortuoso proceso de elección del candidato popular. Una vez cerrada la crisis interna en el PP, Zoido se ha puesto a trabajar con un equipo de campaña realmente solvente, y con experiencia en complicadas lides electorales. Y es que Zoido tiene un perfil impecable. En lo politico, en lo personal y, sobre todo su amplisima formación y experiencia en el mundo del derecho y la Justicia. Un juez de alcalde. De momento, miles de sevillanos maltratados por esta administración manejan esa clave, fundamental para acabar con lo que ha sido una constante en este Ayuntamiento. Las permanentes irregularidades. Ojito a Zoido, que puede dar el zapatazo. El alcalde lo sabe. Y los socialistas, y los comerciantes, y los taxistas, y los vecinos de muchos barrios, y los conductores, y los empresarios, y los bomberos y...