15 marzo 2006
Sensación de impunidad.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sanchez Monteseirín (PSOE) es un gran cobarde. Probablemente, el politico más cobarde que he tenido la oportunidad de conocer en casi 18 años de profesión periodistica. Y esta certeza viene de lejos. Siendo presidente de la Diputación de Sevilla, no se atrevió a enfrenatrse con cuatro ciudadanos - cuatro y no cinco - que portando una pancarta, le esperaban a las puertas de la Cope donde una vez por semana, comparecía ante la opinión pública. No le insultaban. No le agredían. Sólo querian que el por entonces presidente, supiera de ellos y sus reivindicaciones. Monteseirin dejó de ir a la radio. No queria enfrentarse a cuatro trabajadores del Hospital de San Lázaro. Aquellos dias, tuve la sensación corroborada ahora por los años de que la talla politica de aquel hombre no se correspondía con el cargo que por entonces ejercía. Mucho menos ahora, que es alcalde de una de las grandes (¿aún?) capitales españolas. Antes no se atrevía a enfrentarse a cuatro trabajadores y ahora no se atreve a dar la cara ante los sevillanos a través de los medios de comunicación que le reclaman opinión sobre los nuevos casos de facturas falsas. Monteseirín no da la talla. No la dió nunca. Dicen que cada cual tiene lo que se merece pero yo estoy convencido que los sevillanos no merecemos un alcalde de este calibre. Las encuestas dicen que hay un empate técnico entre socialistas y populares. No lo entiendo. Las lamentables politicas perpetradas por Monteseirín no dejan lugar a dudas a pesar de que se ha encontrado la suerte de cara. Si; suerte. Tiene que ser la diosa fortuna porque si no, no se entiende cómo este hombre, al que apenas llega la camisa al cuello cuando tiene que enfrentarse a pequeños problemás domésticos ha salido indemne de la crisis por el vergonzante desalojo de los Bermejales, del montón de facturas falsas, de la corrpución galopante en el Ayuntamiento, de los contratos a dedo, del asalto a las arcas públicas y de tanta tropleía que dirige o consiente a pesar de esa cara que tiene como de no enterarse de nada. Lo último, las obras de la Barzola. Obras que se pagan pero no se hacen. La contratación del presidente de la asociación vecinal que, encima, demanda al Ayuntamiento y lo hacen fijo. Y esto es sólo lo último. Llevamos dos años, que parecen treinta, y muchos comenzamos a preguntarnos... ¿Cómo es posible que todo esto le salga gratis? ¿Qué pasaría si el alcalde hubiera sido del PP? ¿A qué espera la sociedad civil sevillana para decir basta? . Propongo un simple ejercicio. Observen las primeras páginas de los grandes periódicos, incluidos si me apuran a los del régimen, y saquen sus propias conclusiones. Desde hace dos años, los grandes titulares están relacionados con las corruptelas o con los grandes problemas de la ciudad que son los mismos de hace casi una década. No tenemos proyectos. Y los que teníamos, se descuelgan de los planes de la Junta. Vemos ciudades como Valencia, Zaragoza o Bilbao que nos adelantan sin intermitentes. Las vemos venir por el retrovisor, nos lánzan ráfagas y los perdemos de vista. Y este panorama tiene un responsable. Alfredo Sanchez Monteseirín. El bueno del doctor Sánchez (¿ejerció alguna vez?) ha pasado de tener la sensación de inseguridad, a la sensación de impunidad. Una evolución preocupante.
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3 comentarios:
Que se puede esperar de un tipo que resuelve el problema de la botellona en la esperanza de que mañana llueva
Estimado Doraemon:
Un par de apuntes sobre tu comentario. Cobarde, no. Mi identidad queda reflejada eb este blog, y cada dia en la radio y en la tele. Y te lo dice alguien que escribe a Doraemon. En fin. ¿Que lo recibo con sonrisas, palmaditas y elogios?. ¿Lo has visto, te lo han dicho, o lo has soñado? Sonrisa, seguro que sí. Palmadita, a lo mejor. Forma parte del juego limpio, de la cortesía. Elogio nunca por no lo ha merecido.¿Y que me dices de las entrevistas? ¿Son suaves?. La respuesta la sabes perfectamente. Ya no acude a Cope. Prefiere las entrevistas pactadas y amistosas. ¿Y tú hablas de estilo?. Nos vemos pronto.
Coño, ya lo he entendido: el modelo de periodismo comprometido y ecuánime es la SER. ¡Clarooo! ¿Cómo es que no he caído antes? Jejeje...
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