La siempre lenta maquinaria de la Justicia se pone en marcha para acabar con la corrupción relacionada con el urbanismo. Y lo hace con toda su fuerza y con todos sus medios, de momento sólo en Marbella. La operación policial contra la trama societaria y urbanistica en la localidad costasoleña - aparatosa al máximo - se ha llevado por delante a la alcaldesa, la primera teniente de alcalde, dos concejales, el asesor de urbanismo, el secretario municipal y a unos cuantos más. Esta contundente realidad debe preocupar a muchos alcaldes y concejales que, desde principios de la democracia, hacen de su capa un sayo en materia urbanistica. Muchos alcaldes deben estar, a la vista de los acontecimientos, bastante inquietos. Sobre todo, aquellos cuyas cuentas públicas han sido contestadas por el Tribunal de Cuentas, que son muchos más de los que podrian parecer. Si la Justicia toma carrerilla y se atreve a continuar con la senda abierta por la Audiencia Nacional, el trabajo que le queda por delante a jueces y fiscales será de notable envergadura. Ganará la Justicia, pero sobre todo ganará la democracia, de la que se han servido toda una tropa de personajillos que han alcanzado las alcaldías de pueblos y ciudades sin ningún tipo de mérito más allá del desarrollado en los partidos politicos , con los bolsillos vacíos y con ganas de hacerse ricos. Muchos que, para consolarse, afirman que es más fácil salir de la cárcel que de pobre. Recalificaciones de terrenos que llenaron las arcas públicas y que terminaron llenando los bolsillos de los ediles y promotores afines y amigos. Ejemplos como los de Marbella los hay, aunque es probable que en ciudades con menos tirón mediático. Tirando hacia el norte, el 3% de Cataluña, por ejemplo. Tirando hacia el sur, multitud de localidades donde no se diferencia entre lo público y lo privado. Entre ellas, alguna capital importante. ¿Se atreverán?
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