23 mayo 2006

Si pero no.




Escribo desde el Congreso de los Diputados. Asisto, junto a un numeroso grupo de periodistas andaluces, al pleno de toma en consideración de la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucia. Pocas sorpresas se espera de cara a la votación de esta noche. La reforma será admitida a trámite prácticamente con el mismo porcentaje de votos favorables que cosechó el pasado dia 2 de mayo en el Parlamento de Andalucia, es decir, con poco más del 60% de apoyos. Un estatuto que, a pesar de los llamamientos de Zapatero y Rajoy al consenso, no se conseguirá, si tenemos en cuenta el fondo de los discursos escuchados hasta ahora y, especialmente el del presidente popular Mariano Rajoy.
Significativas caras de desagrado entre los parlamentarios andaluces, hoy sentados en la tribuna de invitados, cuando el presidente del Gobierno, Jose Luis Rodriguez Zapatero, ha dado una larga cambiada sobre una de las grandes reivindicaciones de la reforma andaluza: las competencias hidrográficas del Guadalquivir. El presidente, sabedor de que no puede contentar a todos a dicho literalmente que " vá a esforzarse en alcanzar una redacción de los preceptos en materia de aguas y cuencas hidrográficas que permita a la Junta de Andalucia participar mejor y más efectivamente en la politica de gestión y uso del agua en su territorio, pero también manteniendo las capacidades de intervención del Estado". O sea, a la reivindicación andaluza, sí pero no. Muy al estilo de ZP.
Ha sido lo único destacable de la intervención de Zapatero. Mariano Rajoy, brillante, ha dejado clara la posición de su grupo: ésta no es una propuesta de reforma. Es un Estatuto nuevo y no tiene nada que ver con el Estatuto de Andalucia de Carmona. Ni es mejor que el anterior, ni responde a las necesidades de Andalucia. Es lo que pasa cuando la reforma se aprueba en Sevilla con el mínimo que exige la ley. Dice Rajoy que el texto es, juridicamente muy malo, y elaborado mal a conciencia para tapar para tapar los errores del Estatuto de Cataluña.
Qué quieren ustedes que les diga, pero creo que saldré del Congreso con la misma sensación que tuve en el Parlamento. Si, pero no...

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