Desprecio a los algecireños.

La Ministra de Medio Ambiente, doña Cristina Narbona debe estar hoy agradecida a sus chicos. Alguien, de momento desconocemos quién, ordenó ayer la retirada de los numerosos buques que fondean en la Bahia de Algeciras, entre ellos docenas de superpetroleros, para que doña Cristina no los viera. Los vecinos, alborozados, creyeron que para algo habia servido la visita de la responsable de la cosa medioambiental quince dias después del desastre del Sierra Nava. Craso error. Los buques, todos, volvieron a sus respectivos fondeaderos justo después de la retirada de la inquilina de cuota de tal ministerio. Imagínense las caritas de los algecireños y la verguenza de los socialistas palmeros de la zona. Cualquiera que conozca la comarca, sabe de lo que hablo. Del peligro que supone la presencia inquietante y permanente de docenas de grandes buques petroleros, muchos de ellos obsoletos y auténticas bombas de relojería flotantes. La orden de retirada, para que las pupilas de doña Cristina no se dañasen, supone de hecho el reconocmiento de las autoridades de la zona, o del Ministerio, o de Marina Mercante, o de la Junta del problema presente y futuro que supone el fondeadero. Un favor a la ministra y un desprecio absoluto a los habitantes de una comarca dejados de la mano de Dios. Y a las pruebas me remito: la contaminación provoca el mayor índice de casos de cáncer de toda España, el desempleo es endémico y el subdesarrollo se puede apreciar en muchos puntos concretos de la comarca. El fondeadero provocará tarde o temprano una tregedia. Al tiempo.