Alfonso Guerra dice NO.

Ahora si, casi con toda probabilidad, Alfredo Sanchez Monteseirín será nombrado candidato a la reelección por el PSOE. Y por descarte. Los fontarenos de la calle Ferraz, de Madrid, han trabajado para evitarlo, tras aquel breve encuentro que el presidente del gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo con un reducido grupo de dirigentes socialistas en los pasillos del Congreso. Como adelantó El Anteojo en su día, el secretario general socialista dijo a sus subordinados…”haced algo en Sevilla, como sea”. Los que le escuchaban, entendían que ZP estaba dando una orden, alarmado por los informes internos y externos sobre la gestión de Monteseirín y por algún asunto de envergadura que podría desvelarse antes de las próximas elecciones municipales. Los fontaneros del PSOE, decía, se pusieron manos a la obra y sondearon a más de uno, encontrándose comentarios de todo tipo, la mayoría negativos sobre la idoneidad de apostar de nuevo por el amortizado alcalde sevillano, negativas que también han encontrado de aquellos a los que se les propuso la candidatura. Ante semejante panorama, los socialistas decidieron quemar su último cartucho: proponer a Alfonso Guerra que encabezara la candidatura socialista a la alcaldía. El encuentro se ha producido; la propuesta, planteada y la respuesta, inmediata: no. Alfonso Guerra no lo ha dudado. Su respuesta ha sido tajante, y por dos cuestiones fundamentales. No le apetece regresar a la primera línea politica y no tiene tan claro que la marca PSOE sea garantía absoluta de victoria, en una ciudad que parece una olla a presión como consecuencia de la errática politica desarrollada por Monteseirín, plagada además de irregularidades en la gestión de su equipo, y de sus socios. Quedan muy pocos nombres a los que pedir el esfuerzo, o el sacrificio, tan pocos que los lagrimones les caen por las mejillas tan sólo de pensar lo que podría pasar en mayo del año que viene.