Olla a presión.

Lástima que el nuevo fiscal anti-corrupción de Sevilla no esté por la labor, pero sería saludable que el Ministerio Fiscal se interesase, de una vez, por lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento de Sevilla. Sé que no es tarea fácil, que hay demasiada tela por cortar y muchas alfombras que levantar, pero la retahila de casos de corrupción que se van conociendo día tras día hace necesaria la intervención de oficio de la fiscalía. También sé, porque lo dijo nada más llegar, que el fiscal anti-corrupción no piensa entrar en cuestiones municipales, pero resulta que es ahí, precisamente, en las cuestiones municipales, donde nacen, crecen y se reproducen los más sangrantes casos de corrupción. En el Ayuntamiento de Sevilla hay tantos casos denunciados, en el ámbito público y judicial, que el silencio de la fiscalía comienza a "oler mal". Lo último, la contratación a dedo de al menos 22 personas vinculadas al PSOE, a cargo del presupuesto del Ayuntamiento de Sevilla. Entre ellas, figura una hermana de la consejera de Gobernación, Evangelina Naranjo y una prima del delegado de presidencia, Alfonso Rodriguez Gómez de Celis que fué contratada inicialmenter para dar clases de chino (?) y terminó de coordinadora de grupo en el gabinete de Monteseírín, el alcalde que sigue amparando con su silencio los numerosos casos de irregularidades que se suceden en este Ayuntamiento de la verguenza. Dá risa, ciertamente, la "tolerancia cero" de la que hace gala - más risas- el presidente de la Junta, Manuel Chaves que, para dar ejemplo, bien podría cesar a su consejero de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña por comprarse un coche oficial. Estamos, desgraciademente, instalados definitivamente en la corrupción, sin que se asuman responsabilidades politicas y sin que la Justicia decida mirar hacia donde tiene que mirar. Y actuar.